El 17 de julio de 2015 se recuerda como uno de los más trágicos en la historia moderna de la Fórmula 1. Tras nueve meses en coma, Jules Bianchi fallecía en su Niza natal, incapaz de sobreponerse a las graves lesiones encefálicas sufridas en el Gran Premio de Japón de 2014.
El líder de la escudería Marussia era uno de los pilotos jóvenes más cotizados en el automovilismo mundial, logrando en Mónaco los primeros puntos para su equipo desde que se incorporase en 2010 al ‘Gran Circo’ como Virgin Racing.
Bajo la lluvia de Suzuka, Bianchi perdió el control de su monoplaza en la curva Dunlop, impactando directamente con una grúa que había salido a las escapatorias para recuperar el Sauber de Adrian Sutil, que había abandonado. El Marussia se metió debajo del vehículo de recogida, cuya carrocería impactó directamente con el casco del piloto francés, provocándole una lesión axonal difusa.
Jules Bianchi sucumbió a sus heridas antes del Gran Premio de Hungría 2015, por lo que la Fórmula 1 le dedicó un precioso homenaje durante las horas previas. Todos los pilotos de la parrilla se abrazaron en corro y depositaron sus cascos sobre el trazado en señal de respeto y recuerdo.
La familia del piloto francés estuvo presente, y recibió las condolencias de las principales personalidades del paddock. Entre ellos, Fernando Alonso, quien desarrolló una buena relación con Bianchi durante sus años en Ferrari, escudería que fichó a Jules para su academia. “La noche en el hospital cercano al circuito, probablemente fue una de los peores de mi carrera y de mi vida”, compartiría el asturiano unos años después.
Sebastian Vettel fue el primero en cruzar la línea de meta en Hungaroring, y le dedicó la victoria al recientemente fallecido: “Gracias, Jules. Esta victoria es para ti, esta victoria es para ti. Siempre estarás en nuestros corazones. Sabemos que antes o después hubieras sido parte de este equipo [Ferrari]”.
La muerte de Bianchi fue un impulso para los recientes avances en la seguridad presente en el automovilismo de competición. Los protocolos de seguridad han sido actualizados, y el halo, un dispositivo crucial para la supervivencia de pilotos como Romain Grosjean y Charles Leclerc, queda como el legado de una de las grandes promesas de la historia de la Fórmula 1.