Para los pilotos que buscan alcanzar la Fórmula 1, pero no cuentan con una extensa cartera familiar, los programas de desarrollo para jóvenes, como de Red Bull Racing, son una esperanza. Gracias a ello, nombres destacados han llegado a la máxima categoría: Sebastian Vettel, Max Verstappen, Daniel Ricciardo y el Pierre Gasly.
El triunfo de Gasly en el GP de Italia lo convirtió en el vencedor 109 de la serie en el año en que la categoría festeja su aniversario 70, el primero de 2020 que no es un Red Bull o un Mercedes. Tuvieron que pasar ocho años y un mes para tener un podio en el que ningún piloto de Mercedes, Red Bull o Ferrari estuvieran presentes, remontándonos hasta el GP de Hungría de 2012, donde McLaren y Lotus coparon las primeras plazas. Ahora fue el turno de Gasly, Carlos Sainz y Lance Stroll.
El éxito del nacido en Francia, es la recompensa a un piloto que en agosto de 2019 perdió su asiento en Red Bull y fue degradado a Toro Rosso, ahora AlphaTauri, y que en ese mismo momento vio cómo uno de sus amigos, Anthoine Hubert, entregaba su vida en el fatídico accidente de la Fórmula 2 en Spa-Francorchamps. Su regreso a la escudería de Faenza hacía pensar que era el primer paso para su salida a fin de año, como les ha sucedido a otros devorados y desechados por el programa de desarrollo de Red Bull. Pero un primer podio en Brasil 2019 y la falta de jóvenes con capacidad de obtener la superlicencia para ascender a Fórmula 1 en 2020 llevaron a Helmut Marko, asesor en Red Bull Racing, a dejarlo un año más con ellos.
Su regreso a la escudería de Faenza hacía pensar que era el primer paso para su salida a fin de año, como les ha sucedido a otros devorados y desechados por el programa de desarrollo de la compañía de bebidas energéticas. Pero un primer podio en Brasil 2019 y la falta de jóvenes con capacidad de obtener la superlicencia para ascender a F1 en 2020 llevaron a Helmut Marko, asesor en Red Bull Racing, a dejarlo un año más con ellos.
Una imagen de Gasly en solitario, sentado en lo más alto del podio, son el reflejo de lo que puede ser la Fórmula 1. Cuando el éxito llega, todos están ahí, pero una vez que el fervor pasa, se alejan. El francés vivió esta experiencia en 2019. Su ascenso al equipo A, junto a Verstappen, parecía un cuento de hadas. Con apenas 26 carreras en la categoría, estaría en un monoplaza competitivo. Su sueño se desgranó pronto, al ver que toda la atención y servicios eran para el holandés, mientras él era presionado por no dar resultados en el equipo diseñado para las necesidades de Verstappen. Gasly debe recordar las palabras de Marko para explicar que era incapaz de dar resultados con Red Bull: “Gasly no ha cumplido con las expectativas hasta ahora. Tiene que hacerlo. Siempre busca el fallo en el coche o en el chasis”. Con sus títulos de GP3 Series y Súper Fórmula japonesa, dos series con alto prestigio en desarrollo de pilotos, Pierre sabía que no estaba acabado y solo necesitaba una oportunidad para demostrar lo que Helmut pedía: que los que quisieran triunfar en Red Bull debían acercarse a los resultados que, en su momento, logró un joven piloto alemán quien hasta ayer había sido el único en ganar con Toro Rosso.
Con 4,371 días de distancia después de la hazaña de Vettel en 2008 ganando con un coche poco competitivo y una dosis de suerte, la historia se repitió. Una bandera roja y una sanción inesperada a Hamilton abrieron la oportunidad para que Gasly demostrara su talento, pero también para dar un golpe de autoridad ante Helmut Marko, porque el francés hizo algo que ni Verstappen consiguió: un triunfo con el equipo B, donde los recursos son la mitad de lo que maneja la operación principal.