Mick Schumacher logró su primera victoria en Monza, en la carrera principal de la Fórmula 2 y lo hizo con una salida épica: arrancaba séptimo y ya era segundo cuando entraba en la primera chicane adelantando en la recta a cinco rivales. El alemán, hijo del Kaiser y de 21 años, peleaba por el triunfo con Callum Ilott hasta que un mal pit stop arruinó el sábado del británico y le dejó sin opciones. A partir de entonces, carrera de gestión con los rivales muy controlados, en la distancia, y emocionante victoria en Monza que sin duda hubieran celebrado a lo grande los tifosi de Ferrari. Tras él, terminaron Ghiotto y Lundgaard.
“Esta es la victoria más especial, seguro”, dijo. Con Prema, equipo italiano, formando parte de la Academia de Ferrari y emulando a su padre, que ganó cinco veces en este circuito. En 2019 ganó en Hungría, pero se trataba de la segunda carrera (parrilla invertida). Ahora se sitúa tercero en un campeonato igualadísimo frente a su compañero: Shwartzman, y Ilott.
Al podio acudió la plana mayor de Ferrari, no andan sobrados de alegrías en el garaje. El alemán es una de las joyas con más proyección de la academia de Maranello, aunque probablemente la que más presión soporta cada fin de semana de carreras.
El mayor logro de Mick en su carrera como piloto fue el título en el Europeo de F3 logrado en 2018 con una segunda mitad de temporada espectacular que le permitió debutar al volante de un Ferrari de F1 en los test de Bahréin del pasado año. Llegó a la F2 con altibajos, aunque se consolida con madurez en un campeonato muy abierto. La categoría viajará a Mugello, Sochi y Bahréin, con doble evento, para terminar la temporada 2020.
