El mítico Borg-Warner

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Cuando un piloto gana las 500 Millas de Indianápolis, no sólo inscribe su nombre en los libros de récords: obtiene su efigie en plata esterlina en el trofeo deportivo más emblemático del mundo.

Se podría argumentar que la Copa Stanley, que se entrega en la NHL (la principal liga de hockey sobre hielo en el mundo) tiene una categoría similar a la del Trofeo Borg-Warner… pero no existe nada más en ese rango.

En 1935, la Borg-Warner Corporation – ahora, BorgWarner Inc. – encargó un trofeo conmemorativo para honrar a los ganadores de las 500 millas de Indianápolis. El trofeo, de estilo art decó, mide 1.5 metros de altura, incluida su base, tiene asas en forma de alas para representar la velocidad y pesa 49 kilos, de las cuales 36 kilogramos son de plata ley.

Pero su aspecto más notable y atractivo son las imágenes en bajorrelieve de los rostros de los ganadores de la Indy 500. Los ejecutivos de Borg-Warner eran unos perfeccionistas, y encargaron que se representaran los 24 ganadores anteriores de la carrera, antes de que el trofeo hiciera su debut en 1936 en honor al vencedor de la carrera Louis Meyer, que ya había iniciado inadvertidamente una tradición al beber leche durante su celebración posterior a la carrera. 

Ahora, después de 104 ediciones de la competencia, el trofeo tiene 107 caras hasta ahora. Esta cifra, aparentemente anómala, tiene en cuenta las carreras compartidas y la presencia de un no-piloto en el trofeo. Ese no-piloto es una imagen de oro de 24 quilates del difunto propietario y presidente del Speedway, Anton “Tony” Hulman, Jr., que se añadió en 1988 en reconocimiento al rejuvenecimiento de la pista y al renacimiento de la carrera tras cuatro años perdidos durante la Segunda Guerra Mundial.

Dado el valor del Trofeo Borg-Warner -en su momento, 10.000 dólares, ahora está asegurado por 3.5 millones de dólares-, por lo que el ganador no puede conservarlo durante un año. De 1936 a 1987, los ganadores recibieron una placa de madera ornamentada, de 20 pulgadas de alto y 10 de ancho, que incorporaba la figura del Trofeo Borg-Warner.

Luego se introdujo el Baby Borg en 1988 a sugerencia del ganador de la Indy 500 de ese año, Rick Mears. Es una réplica de 18 pulgadas de altura del Trofeo Borg-Warner y también está hecha de plata de ley, pero está colocada sobre una base de mármol con una placa de plata trapezoidal para la imagen del piloto ganador, el nombre y la información de la carrera. La imagen en bajorrelieve procede del mismo molde y, por tanto, es idéntica a la del trofeo de tamaño natural.

En 1998, BorgWarner decidió crear el trofeo del Propietario del Equipo ganador como complemento del trofeo del piloto, que se entrega al propietario del coche ganador de la carrera. Este trofeo también es un “Baby Borg”, pero presenta una banda de coches de carreras art decó acentuada en oro, para simbolizar la importancia del trabajo en equipo.

Los actuales ejecutivos de BorgWarner Inc. deben tener una mentalidad similar a la de sus predecesores en cuanto a su deseo de honrar a los antiguos pilotos de forma retrospectiva. Por supuesto, A.J. Foyt tiene un Baby Borg de propietario de equipo por su victoria en 1999 con Kenny Brack, mientras que Bobby Unser tiene un Baby Borg que recibió en 2003.

Pero los Baby Borg retro comenzaron en 2013. Ese enero, el ganador de 1963, Parnelli Jones, recibió su Baby Borg de manos del actual ganador de las 500, Dario Franchitti, durante el Salón Internacional del Automóvil de Norteamérica en Detroit. En 2019, en la mañana de la Indy 500, Mario Andretti aceptó su Baby Borg retro por su victoria de 1969 como parte de la ceremonia previa a la carrera ante una audiencia mundial en la NBC.

Desde 1990, el creador de estos rostros ha sido William Behrends, que también ha recibido el encargo de inmortalizar a Willie Mays, Henry Ford II y Bobby Jones. Cada año, el ganador acude al estudio de Behrends en Tryon, Carolina del Norte, para el proceso de escultura. Según él: “Trabajo a partir de fotografías para elaborar el estudio, pero éstas no pueden contarlo todo. Por eso, tener al piloto en el estudio es muy importante; porque puedo ver inmediatamente cosas que no se ven en una foto. Para mí es un valor incalculable tener al piloto aquí para trabajar y comprometerme con él”.

“Tengo que decir que cada año que lo hago lo disfruto más. Hay un reto porque quiero que éste sea un poco mejor que el del año pasado o el de hace tres años, así que sigo presionándome para hacerlo mejor, pero lo disfruto; es muy divertido para mí”.

Además de suministrar los turbocompresores para la actual generación de V6 biturbo en la parte trasera de todos los IndyCars, la participación de BorgWarner en la Indy 500 no se limita al Trofeo. La corona de BorgWarner en el Victory Lane, creada por el florista de Indianápolis Bill Cronin, se vio por primera vez en 1960, y desempeñó este papel hasta su muerte en 1989. Desde 1992, Julie Harman Vance ha creado este aditamento en un trabajo de siete horas, y que incluye 33 orquídeas para representar a cada piloto de la carrera.