Como ocurre este fin de semana, el GP de Bélgica 2018 supuso el regreso del mundial de la F1 tras las vacaciones de verano, por tanto, la primera carrera desde que en ese parón Fernando Alonso anunció que dejaba al categoría y ahí arrancaba el adiós del bicampeón.
En la pista, pronto se vio que el McLaren MCL33 no podía luchar de tú a tú con los equipos de la zona media y cayó en Q1 Alonso cayó en Q1, obligado a salir en la parte trasera de la parrilla. Ahí, en la salida, Hulkenberg perdió el control de su Renault y se llevó por delante a Fernando en la frenada para la primera curva. El monoplaza naranja salió disparado y despedido por los aires, aterrizando sobre el Sauber de Leclerc.
Una investigación de la FIA demostró que el Halo salvó a Leclerc y ese accidente pudo ser fatal pero logró convertirse en anécdota y en el recuerdo a otro que había sufrido Alonso, también en Spa.
Aunque después de la carrera de Bélgica acumuló otros tres abandonos (uno de ellos cuando Stroll le embistió en Austin). Fueron los últimos capítulos del vía crucis de Fernando en la cima del automovilismo, pero todo lo que llegó tras ello fueron mejores cosas. Probó el NASCAR de Jimmie Johnson, ganó las 24 Horas de Daytona, repitió triunfo en Le Mans y se proclamó campeón del mundo de resistencia Disputó un test en F1, comenzó su preparación para Dakar.
Alonso defiende que no busca diversión fuera de la F1 sino trabajo, pero no puede ocultar que lo que hace ahora le llena y completa como deseaba. Si ve la carrera de este fin de semana en Bélgica probablemente se le venga a la mente el accidente que sufrió 365 días antes y pensará que no hace tanto frío en otros mundos lejos del “Gran Circo”.