Para Azerbaiyán, muchas de las miradas estarán de nuevo en Ferrari y su estrategia. Las controvertidas órdenes de equipo, hasta ahora, han favorecido a Vettel en detrimento de Leclerc, pero en Bakú pueden encontrarse con un nuevo “problema”.
La pista urbana es una de las predilectas para el monegasco que ha brillado en las dos temporadas en las que ha corrido allí. En 2017, Charles llegó en un momento complicado, unos días después del fallecimiento de su padre, y rindió de forma excelente. Aterrizaba como líder de la general con tres puntos de ventaja sobre Oliver Rowland y 17 sobre Markelov y se acabó marchando con 42 sobre el británico camino del título.
Leclerc se impuso en la carrera 1 con suficiencia: hizo la pole y la vuelta rápida. En la segunda, pese a partir octavo, de nuevo hizo el giro más veloz y llegó a ponerse líder. Fue segundo… pero por una penalización de 10 segundos por no reducir con bandera amarilla. Sólo eso le dio el triunfo a Nato.
En 2018, se clasificó 13º en parrilla, pero en carrera creció hasta terminar sexto. Fueron sus primeros puntos en la F1 y con un Alfa Romeo. De hecho, acabó siendo su mejor posición de toda la temporada. En la escuadra lo celebraron como una victoria. Eso sí, la carrera la ganó Vettel con un Ferrari.
Leclerc, con estos antecedentes, va crecido a esta prueba. “Azerbaiyán es uno de mis circuitos favoritos de la temporada. Simplemente me encanta, ya que además siempre me ha ido bien aquí. Siempre disfruto al pilotar aquí, sobre todo en la parte del castillo, con todas esas curvas cerradas. Es un circuito único, y es que no encuentras nada como esto en ninguna otra parte del mundo, por lo que es bastante especial. Las reglas aquí son sencillas: no pierdas nunca la concentración durante la carrera o con el primer error te irás contra el muro. Bakú es un reto, pero tengo ganas”, finalizó.