El GP de Australia, en las calles de Adelaida, era el colofón de la temporada 1993 de Fórmula 1. Con Alain Prost ya consagrado como campeón, Ayrton Senna se preparaba para correr su última carrera en las filas de McLaren, escudería a la que había llegado en 1988 y con la que había conseguido sus tres títulos del mundo.
La relación del brasileño con el team de Woking había sido muy compleja en 1993. El astro no quería seguir bajo las huestes del equipo inglés tras la salida de Honda como proveedor de motores y en medio del dominio de Williams. Al cierre de 1992, Senna quería mudarse a la casa de Grove y estaba dispuesto a resignar dinero. Pero se chocó con una barrera infranqueable: Alain Prost. El Profesor, tras su año sabático en 1992, había decidido realizar the last dance la escuadra de Frank Williams y puso una condición no negociable: vetó a Senna como compañero, no lo quería a su lado. Williams aceptó la cláusula de Prost y el brasileño quedó sumido en un mar de dudas propias.
Senna llegó a pensar en dejar el Mundial, al menos por 1993, y llegó a coquetear con IndyCar. De hecho, llegó a probar un auto de la categoría estadounidense. Pero, finalmente, tras varios dimes y diretes, llegó a un acuerdo con Ron Dennis, director de McLaren, para continuar. Pero con una salvedad: el contrato era carrera a carrera. De entrada, selló un vínculo por los primeros cinco Grandes Premios, a cambio de un millón de dólares por cada uno. Y luego, para las 11 restantes, Ayrton viajaba al destino del GP siempre que el miércoles anterior tuviera depositado su millón.
Allí, Ayrton se llevaría el éxito, el quinto en 16 carreras. Nadie imaginó aquel 7 de noviembre de 1993 que sería la última vez del paulista en la cima del podio. Al año siguiente llegaría a Williams y en su tercera carrera con los de Grove moriría en el curvón Tamburello de Imola. A 30 años de aquel último éxito de Senna, Mika Häkkinen, quien fuera su compañero en las tres últimas citas de 1993 al reemplazar a Michael Andretti, recordó el fin de semana australiano en charla con ESPN Brasil.
“Ese Gran Premio es algo que nunca olvidaré. Personalmente, puedo recordar unos 20 GP, pero ese en particular en 1993, cuando tuve el gran placer de ser el compañero de Ayrton Senna. compañero de equipo… Esa fue una gran victoria para Ayrton, una victoria muy grande. Estábamos en una situación difícil porque el coche no estaba a la altura de Williams, y Alain Prost fue definitivamente muy dominante esa temporada. Su auto era demasiado rápido para Ayrton y para mí, era siete décimas más rápido. No importaba lo que hiciéramos para tratar de encontrar más performance en el McLaren. Pero en ese GP en concreto Ayrton hizo un trabajo fantástico y pudo ganar la carrera. Y eso fue un gran, gran éxito”, rememoró el finlandés.
“Que Ayrton ganara ese último GP en Australia no fue solo suerte ni nada por el estilo. Fue puro e increíble talento con corazón y la capacidad de comunicarse con la gente, sacar lo mejor de la gente. No se trataba sólo de sacar lo mejor del coche, sino de sacar lo mejor de la gente, porque la gente tiene el poder de construir estos autos, y ajustarlos. Ahí se refleja que el rendimiento está al nivel que deseas. Así que todos estos aspectos tenían que estar en el lugar correcto, y Ayrton era muy bueno en eso. Y eso me llamó la atención”, rememoró Mika.