Murió la leyenda del automovilismo argentino, Alberto Canapino

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De las figuras más influyentes de la historia del automovilismo argentino, los desafíos y elevar la vara impulsaban a Alberto Canapino. Un mes atrás, junto con su hijo Agustín y la Consultora Med, lanzó Squadra Canapino, el nuevo proyecto con eje en el Turismo Carretera, pero que también pretende relacionarse con actividades ajenas al deporte motor. El empuje y las ideas superadoras alimentaban el espíritu del arrecifeño, de 57 años, que presentó complicaciones de salud en las últimas jornadas, tras ser detectado positivo de Covid-19 en los primeros días de febrero. El multicampeón y preparador de estrellas como Juan María Traverso, Guillermo Ortelli, Norberto Fontana y su hijo Agustín, con el que celebró épicas conquistas, murió en el Sanatorio Otamendi, de Buenos Aires.

“Dedicado especialmente a mi viejo, que sin él nada de esto hubiese sido posible. Fuerza Pa, vos podés”, escribió en las redes sociales Agustín, después de la victoria en el Gran Premio Coronación del Súper TC2000, el domingo, en el autódromo Oscar y Juan Gálvez. Tras subirse al podio y felicitar al campeón Matías Rossi, pidió disculpas ante los medios y se retiró para estar junto a Alberto, cuyo estado de salud se había deteriorado a causa de enfermedades preexistentes al contagio de coronavirus. El decaimiento fue tan repentino que una semana atrás, Agustín también triunfó en el Coliseo porteño y, desde su casa, Alberto -director técnico del equipo oficial Chevrolet del Súper TC2000- analizó los datos que le enviaban desde el circuito su ladero Guillermo Cruzzetti y su hijo menor, Matías.

Conocedor de la dificultad que implica ser piloto profesional y exitoso, prefería que Agustín se dedicara a estudiar. “Hizo todo lo posible para que no fuera corredor de autos, pero una vez que decidió apoyarme su actitud fue otra: es mi mentor y mi maestro”, le dijo tiempo atrás Agustín a LA NACION. Padre e hijo diseñaron una fórmula que marcó el pulso en el TC; Alberto fue partícipe de las cuatro coronas de Agustín -2010, 2017, 2018 y 2019-, aunque en total firmó 11 títulos en la categoría: dos con Traverso y Ortelli, uno con Fontana, Juan Manuel Silva y Christian Ledesma. Pero quien se inició en el automovilismo en 1986, atendiendo una Dodge de la Autopeña Tapiales que manejaba Luis Rubén Di Palma, también fue ganador en el TC2000: en 1988 fue campeón con Traverso (Renault Fuego), con el que celebró otras dos coronas. Escudero de Oreste Berta, tres décadas atrás hizo experiencia en Alemania, de donde retornó por el nacimiento de Agustín, desechando una propuesta para incorporarse al DTM. De regreso, trabajó con los pilotos más destacados y para las estructuras más renombradas: Berta Sport, Chevrolet, JP Racing, HAZ, Peugeot, Volkswagen, Chrysler, Jet Racing, 3M y Speed Agro Racing.

“Discutí siempre con los preparadores, pero con Alberto fue más lo que festejamos de lo que me quejé: ganamos mucho juntos”, lo recordó Traverso, el piloto que tenía en el chasista y la motorización de Jorge Pedersoli un equipo de ensueño, al punto de conquistar los campeonatos de TC y TC2000 en 1995. Lejos de sentirse superior que el resto, Canapino fue un agradecido a quienes le dieron impulso, entre ellos el Loco Di Palma: “Lleva años en el automovilismo llegar al nivel nacional y él me acortó el camino, en seis meses estaba siendo preparado de un auto de TC2000. Solo un loco lindo como era él podía darme esa oportunidad y cuando ganamos fue como devolverle algo de todo lo que me había dado”.

“Son muchos años de automovilismo y una última etapa disfrutada doblemente con Agustín. Este enfoque, el grupo, me emocionan y renuevan las ganas de seguir en el automovilismo”, explicaba Alberto, el 14 de enero pasado, sobre el nuevo reto que se imponía para 2021. Una vida dedicada al taller, al automovilismo, al diseño, a competir con talento e inteligencia. Alberto Canapino, el hombre que marcó una era en el automovilismo argentino.