Sergio Pérez cambia de equipo para 2021. El mexicano, que ya se veía fuera de la Fórmula 1, pilotará para Red Bull. Pero no es un cambio más. Pérez deja atrás a la que ha sido su gran familia durante la práctica totalidad de su estancia en Fórmula 1.
Para entenderlo, solo hay que recordar que Pérez aterrizó en F1 en 2011, en el equipo Sauber. Su primer año fue el esperado para un debutante en un equipo de zona media. El de 2012, no tanto. El piloto mexicano alternó carreras complicadas con actuaciones que asombraron a muchos. De hecho, logró finalizar con tres podios y solo un poquito más de experiencia a la hora de afrontar carreras como la de Malasia impidieron que pudiera hacerse ya con su primer triunfo.
Un piloto joven y en evolución. McLaren vio una oportunidad, un potencial talento de cara al futuro con el que compensar la marcha de Lewis Hamilton. Y no salió bien. Un episodio de la vida de Checo que daría para un libro en el que el ambiente en el equipo no era el mejor, el rendimiento del McLaren estaba por debajo de lo esperado y el piloto no aportó lo que el equipo esperaba.
Ron Dennis prescindió de Checo Pérez. Pocos pilotos logran sobrevivir al ser expulsados tan rápido de un equipo referente como es McLaren. Pero Sergio encontró acomodo en la estructura de Vijay Mallya, en Force India, donde fue acogido con los brazos abiertos. El mexicano no tardó en dar la recompensa adecuada, con el segundo podio en la historia del equipo en la que fue su tercera carrera con ellos.
De McLaren a Force India
Esto fue en 2014, y desde entonces, ya fuese Force India con Vijay Mallya o Racing Point con Lawrence Stroll, Pérez ha permanecido en el equipo. Una relación que ha finalizado este 2020, con un sabor agridulce. Agrio, porque Pérez se vio sin equipo sin apenas poder reaccionar. La estructura decidió que Vettel era mejor para el futuro del equipo y ya no había sitio. Dulce, porque Sergio no solo consiguió el ansiado triunfo en Fórmula 1, sino porque al final consiguió un asiento para 2021, y además en un equipo más competitivo.
Si marcharse de un equipo ya es emotivo, más es hacerlo de uno en el que has pasado tus últimos siete años, en el que te dio la oportunidad de permanecer en el Gran Circo, y con el que has logrado tus mayores éxitos.
Checo Pérez nos muestra ahora en vídeo cómo fue esta despedida desde dentro, donde no acostumbran a llegar las cámaras. Una pieza digna de ver.